jueves, 14 de mayo de 2009

YO SOY LA VID PERMANEZCAN EN MI

Jn 15,1-8.

Para este V Domingo de Pascua la liturgia nos propone el conocido texto de “La Vid y los Sarmientos”. En la cultura de Jesús, una comparación con la vid resultaba ser entendible para todo el mundo, es como si nosotros hiciéramos una comparación tomando como base el maíz, que en nuestra alimentación básica es casi todo.

En el texto, Jesús se proclama la vid verdadera y el Padre es proclamado como el viñador. Los seres humanos somos los sarmientos (el sarmiento es una rama que depende del tronco). Todo sarmiento que en Él no da fruto es cortado y todo el que da fruto es limpiado para que siga dando más fruto.

Hasta aquí, parece que Jesús habla a todos los seres humanos. Del versículo tres en adelante cambia de público, sus palabras van dirigidas a la comunidad de sus seguidores: “Vosotros estáis ya limpios gracias a la palabra que os he dicho”.

Los versículos 4-7 están determinados por una palabra: Permaneced. La permanencia ocurre en doble dirección, ellos en Jesús y Jesús en ellos. Si el sarmiento no permanece en la vid, no puede dar fruto por sí mismo, separado de Jesús nada puede hacer. El que no permanece en Jesús es arrojado fuera, ese sarmiento se seca, luego se echa al fuego y arde. La permanencia en Jesús asegura el seguimiento.


El versículo 8 sella el texto magistralmente, la gloria del Padre está en que la comunidad dé mucho fruto y que sus miembros sean discípulos de Jesús. Esto último, lleva a grado pleno la alegoría o parábola de la vid y los sarmientos, descubre todo su significado: ser sarmiento es ser discípulo, es estar en Jesús.

De cara a nuestra realidad, este texto nos hace una pregunta elemental: ¿Pertenezco a esa vid (Jesús) y al viñador (El Padre)?

Este texto nos invita a abandonar todo tipo de mesianismo (es decir, el creernos salvadores del mundo) en nuestra praxis cristiana, ya que el sarmiento por sí solo nada puede hacer. Por el contrario, nos pide que nos unamos más a Cristo – como decía San Vicente de Paúl- hasta llegar a experimentar en nuestra vida los mismos sentimientos que Él, debemos ponernos a actuar antes que a enseñar.

El texto es insistente en la temática del discipulado, todos somos alumnos de Jesús, estamos inmersos en un bello proceso de configuración con su persona y con su proyecto: El Reino de Dios. Dicha insistencia en el discipulado es una invitación clara al seguimiento de Jesús y una exhortación a dar frutos: ser sensibles, amables, misericordiosos, serviciales, solidarios, alegres y atentos a la realidad del otro que sufre y llora por los dolores de la opresión.

Discipulado y seguimiento de Jesús significa no huir de las realidades que generan muerte y exclusión, por el contrario, se debe caminar en la verdad con la disposición de erradicar el pecado estructural que genera víctimas a montón en nuestras sociedades latinoamericanas.

Todo discípulo es responsable ante la realidad y para instaurar el Reino de Dios en ella debe comprometerse en la lucha por la Liberación de los oprimidos, el motor de esta liberación es Dios mismo.

El 1º de Mayo se celebró el Día Internacional del Trabajo en Latinoamérica y en todo el mundo. Fue un día hermoso donde los trabajadores expresaron su derecho a disfrutar de los bienes de la tierra, que se encuentran por hoy en manos de unos pocos. Se puede constatar que los asesinatos a los sindicalistas continúan en todo el continente, que ahora hay más desempleados que hace diez años y que los subempleados son muchos, a quienes encontramos en las aceras vendiendo dulces, tamales, postres; estas personas carecen de seguridad social, de incentivos, de salario digno. Los generadores de este sistema de muerte son sarmientos que no dan fruto en Jesús, de no convertirse están condenados a ser echados al fuego y arder. Ante la realidad triste del empleo en Latinoamérica se puede asegurar que ¡Falta mucho por construir el Reino de Dios, nuestro edificio apenas tiene las bases! ¡No podemos dormirnos, no podemos ver como positiva la injusticia estructural en que vivimos!

Por otra parte, este fin de semana se celebra en muchos países de Latinoamérica el día de la madre. Ésta es una celebración hipócrita y superficial, ya que son las madres, en especial las madres solteras, quienes son víctimas de la opresión de este sistema que las endiosa un día y en lo restante del año las trata como animales de carga y las ve como objetos sexuales.

No nos cabe duda de que la Liberación de los oprimidos pasa por la Liberación de la Mujer. Se deben romper los paradigmas de la desigualdad de género, se debe pagar lo mismo a hombres y mujeres, se debe eliminar la óptica errónea que ve a la mujer como objeto sexual. Alabamos la valentía, la entrega y el amor fiel de muchas madres que desgastan su vida construyendo la felicidad de otros, ellas son quienes mejor nos revelan la gratuidad y misericordia de Dios.

Finalmente, permanecer en la vid es estar en Jesús y seguirle, construyendo el Reino de Dios desde los caminos de la No Violencia, quienes lo han hecho: Monseñor Oscar A. Romero, Monseñor Juan Gerardi, Rutilio Grande, Martín Luther King, Jon Cortina, San Vicente de Paúl, San Francisco Régis Clet, Madre Teresa de Calcuta y otros más, no han quedado defraudados.

¡Vamos, Latinoamérica está hambrienta del fruto que daremos!

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