lunes, 23 de noviembre de 2009

JESÚS, EL REY QUE SIRVE Y ENSEÑA A SERVIR


San Juan 18 33b-37

Este domingo XXXIV del Tiempo Ordinario, la Iglesia celebra la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, con ella finaliza el año litúrgico. El Evangelio propuesto ha sido tomado de Juan y forma parte de la pasión de nuestro Señor Jesucristo.
Pilato se halla cara a cara con Jesús, en gran ventaja respecto a Él, el gobernador romano es el juez, Jesús es el acusado. En este texto Pilato pregunta a Jesús si es rey, más adelante Jesús contesta que su reino no es de este mundo, si lo fuera sus soldados hubiesen luchado para que no callese en manos de los judíos. Pilato reitera su pregunta: “Entonces, ¿Tú eres rey?; Jesús contesta: “Tú lo dices. Yo soy rey: para eso he nacido, para eso he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Quien está de parte de la verdad escucha mi voz”.

A los católicos de hoy no nos resulta conflictiva la afirmación hecha por Jesús, nos parece muy natural e incluso, es tan cotidiana que la escuchamos y en nuestro ser nada se mueve. Tratemos, pues, de sensibilizarnos, a continuación analizaremos de qué es rey Jesús y de qué reinado está hablando.

El mediador Jesús y su mediación, el reino que no es de este mundo, irrumpen en nuestras vidas con una fuerza incomparable, es una fuerza que proviene del servicio, un servicio que le ha acarreado a Jesús el ser víctima de un complot contra su persona y le ha ubicado frente a frente con Pilato, dicho encuentro finalmente llevará a Jesús hacia la cruz. Esto quiere decir que nada más contrario a la fiesta de Cristo Rey que imaginarnos a Jesús con una corona lujosa adornada de esmeraldas, un cetro de oro y unas vestiduras hermosas con bordes dorados. El Rey que es Jesús fue procesado ante el tribunal romano por haberse solidarizado con la causa de los más pobres, por devolver las esperanzas a los desesperanzados, por ofrecer perdón sin límites a los excluidos, por devolver la vista a los ciegos y por develar en todo su esplendor al Dios misericordia.

En el Evangelio de Juan este juicio devela en todo su esplendor a Jesús. Él es el Hijo que ha existido desde siempre, la Palabra que se ha hecho carne y ha venido para ser la luz del mundo, es el Rey- Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, es la plenitud de la promesa divina de estar siempre y para siempre con su pueblo. Jesús no ha venido al mundo a arrebatarle el poder al emperador romano ni a hacer una lucha revolucionaria del momento, Jesús ha venido para mostrar la verdad, para exhortar a todos a la docilidad en el pastoreo hacia la vida y vida en abundancia.

Jesús es el Rey- Hijo- ejemplo de servicio que no desea mejorar este mundo de los poderosos y de quienes les apoyan para no perder sus posiciones de prestigio, Jesús es el Rey de un mundo nuevo donde brilla la gloria de Dios, donde se nace y se vive en la Voluntad de Dios, donde el servicio construye lazos de fraternidad, donde se lavan los pies unos a otros y donde el seguimiento de Jesús lleva a la felicidad plena. Este mundo nuevo, este reinado de justicia, amor y verdad ya ha irrumpido entre nosotros y lo estamos viviendo ahora.

La Solemnidad de Cristo Rey debería ser motivo de una inmensa alegría para nosotros, alegrarnos porque Jesucristo, ya resucitado, ha sido confirmado como Señor de todas las cosas, como Rey de las realidades nuevas, que se confrontan con la injusticia de este mundo, destruyéndola. También deberíamos alegrarnos porque nosotros somos partícipes de esta vida gloriosa y renovada.

Esta Solemnidad de Cristo Rey nos propone un compromiso radical: No vivamos nuestra vida buscando los méritos, el poder y las buenas posiciones, mas bien busquemos ponernos al servicio de los demás, especialmente de los más excluidos, como lo hizo Jesús. La felicidad consiste en seguir a Jesús por los caminos del servicio, caminos que nos causarán dolor, tristeza, en algunos momentos nos sentiremos como ratón perdido en un laberinto, pero después la alegría de la vida recibida y generada será un grito de júbilo que ya nadie podrá silenciar.

San Vicente de Paúl creyó en la verdad del Evangelio que ahora hemos reflexionado, solícito al Reino de Dios y a su Rey, Jesús, supo ponerse en el lugar de servicio a todos los desconsolados de la Francia del siglo XVI, atendió a los desplazados por la guerra de la Fronda, fue el padre de niños (as) explotados (as) de todas las maneras posibles en las calles de París y organizó una pastoral social que promovía al ser humano y le daba vida y esperanza, a esta estructura de servicio le llamó caridad.

¿Nuestros apostolados están de cara a la realidad? ¿Sabemos servir a los más pobres de nuestros barrios y pueblos del campo? ¿Participamos de nuestras estructuras políticas para direccionarlas hacia los valores del Reino de Jesús?.

Saludamos a Honduras, que el próximo domingo tendrá sus elecciones presidenciales, rogamos a Dios para que los golpistas y los oligarcas no triunfen en sus intereses hegemónicos contra el Pueblo Hondureño y para que el Reinado de Jesús se instáure en ese país.

ps: Saludamos también a todos (as) los (as) devotos (as) de la Virgen de la Medalla Milagrosa, el próximo 27 de noviembre se estará celebrando la fiesta en su honor. Especialmente, saludamos a la Asociación de la Medalla Milagrosa (AMM), extendida por todo el mundo.

¡Alegría y paz para todos y todas!

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