viernes, 16 de octubre de 2009

QUIEN QUIERA SER EL MÀS IMPORTANTE....

">

Mc 10, 35-45: Quien quiera ser más importante...


Mientras Jesús y sus discípulos iban camino a Jerusalén, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir”. Él les dijo: “¿Qué quieren de mí?” Respondieron: “Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando estés en tu gloria”. Este privilegio que piden estos dos hermanos, refleja que los discípulos, a pesar de tanto tiempo de formación que Jesús les ha dado, siguen sin entender lo que Jesús quiere. No han podido dejar de pensar que el reinado de Dios que propone Jesús tendría el mismo esquema de dominio, basado en la misma relación socioeconómica entre amos-siervos, ricos-empobrecidos, dominadores-dominados; siguen viendo a Jesús como el gran gobernante y dictador político-militar.

Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se enojaron con Santiago y Juan. Jesús viendo esto, los llama a todos y, a partir de un análisis de la realidad del Imperio Romano que estaban viviendo, les hace ver que el reinado de Dios no tiene que ver nada con la manera de gobernar de muchas personas que actúan como si fueran las dueñas de las naciones, imponiendo su voluntad con abuso de poder, represión, violencia, injusticia y dominación. Jesús ve todo esto como el anti-reino, es decir, como lo que se contrapone al proyecto de su Padre; por ello rectifica esta forma de pensar, sentir y actuar de sus discípulos. Aquí no caben los privilegios, ventajas o beneficios personales o de pequeños grupos; por eso, Jesús les dice: “Pero no será así entre ustedes. Por el contrario el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos, y el que quiera ser el primero, que se haga esclavo de todos. Sepan que el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate por todos”.

Está claro entonces, que no pueden entrar en el Reino de Dios las personas que quieren estar por encima de las demás. Quien pretende estar por encima, ser la primera, situarse en una posición de privilegio, ésa que se olvide de entrar en el Reino de Dios, o sea que se de cuenta de que así no sabrá nunca ni dónde ni cómo se encuentra a Dios. Lo más preocupante del caso es que esto exactamente era lo que le ocurría a los “seguidores” de Jesús.

Generalmente, nos gusta ser personas influyentes, que se nos oiga y que se nos haga caso. Decimos que somos gente importante. Como personas seguidoras de Jesús, eso es una gran contradicción desde la fe a nivel social y político, pues pasamos a ser parte del sistema imperante.

Como personas cristianas debemos repensar nuestra posición en la sociedad. Deberíamos preguntarnos quiénes son nuestras amistades, con qué clase de personas y grupos nos relacionamos y, de parte de quién estamos, a favor de quién hablamos, con quienes simpatizamos, a quién invitamos a nuestra casa, y con qué clase de gente ni nos tratamos.

Muchas personas se enorgullecen de sus amistades “importantes”, de sus relaciones con “gente de altura” y cosas parecidas. Esto no puede seguirse dando si es que realmente queremos vivir con fidelidad el Evangelio.

Esta realidad tan fea y cruel de nuestras naciones no es necesaria pintarla bonita allá afuera sólo para atraer inversionistas o turismo o para que se diga ¡Qué buen gobierno!, hay que hacer la realidad bonita adentro de nuestras naciones (pueblos, comunidades, familias), para que sin necesidad de maquillajes, mentiras y palabras fantasiosas resulte bonita allá afuera también. Pero mientras hayan madres y padres que lloran la desaparición de sus hijos e hijas, las amenazas de muerte, mientras hayan torturas en los centros de seguridad y en las calles, mientras hayan personas comodonas e indiferentes en la administración privada, mientras exista hambre en el pueblo, mientras exista ese desorden espantoso y sigan sucediendo los hechos de violencia y derramamiento de sangre que nos asustan y nos hace perder la esperanza porque parece algo incontrolable, mientras esto continúe no puede haber paz, menos aún el famoso progreso que promulga el sistema imperante. Es mentira que todo esto se arregla con represión, con mano dura o súper dura, con más leyes que atentan contra la dignidad de las personas. Nunca olvidemos que detrás de toda esa realidad que se ve, existen muchas fuerzas que aparentan hacernos un bien, pero en realidad sólo se ganan nuestra confianza con discursos bonitos, con supuestos regalitos, con falsas promesas, y al final, como pueblos les premiamos con puestos privilegiados y honores, para que después nos cobren bien caro esos regalitos, nos desprecien con sus palabras y actitudes y nunca se cumpla alguna de sus promesas.

Mientras no tomemos conciencia de nuestra realidad y no asumamos nuestro compromiso bautismal de ser Buena Noticia, sabiendo que ello implica asumir la misma suerte del Crucificado, la violencia seguirá, los nombres de las personas asesinadas cambiarán pero siempre habrá personas asesinadas mientras no se acabe de raíz el mal que las provoca.

Llama fuertemente la atención que siguen habiendo personas “cristianas” que se entusiasman por Jesús y se imaginan que le siguen con fidelidad. Pero sin sensibilidad por el sufrimiento de las personas pobres y “sospechosas” de este mundo. Son las personas fervorosas que con sus normas y sus leyesitas cumplidas al pie de la letra; son admirables, Pero, a pesar de ello, estas personas, al igual que los discípulos, les cuestan reconocer y aceptar las exigencias que implica entrar en el Reino de Dios.

No hay comentarios:

COMENTARIOS Y SUGERENCIAS

Hacerlos al email: amigodelospobres@yahoo.com.mx Gracias por leernos.