sábado, 19 de septiembre de 2009

UNA IGLESIA QUE DA VIDA Y ES SERVIDORA

Mc 9, 30-37: Quien no vive para servir no sirve para vivir: "debemos ser misericordiosos con las palabras, con la oración y con las obras" Jesús de la Misericordia. (Diario de sor Faustina)

Mientras Jesús se desplazaba por Galilea junto con sus discípulos, queriendo que nadie más lo supiera, les iba enseñando. Parece ser que Jesús, decide dedicar mayor tiempo a la formación de sus discípulos, pues quiere un grupo de personas creyentes y responsables que sean capaces de asumir su proyecto: EL REINO DE DIOS.

En este Evangelio se ven dos partes claramente: El anuncio de la muerte (dar la vida) y el servicio humilde que nos ubica entre los primeros del Reino. veamos las dos partes para finalizar con un anexo sobre el servicio en San Vicente de Paúl (persona que por dar su vida y servir se ganó el título de: patrono mundial de las obras de caridad) y cuya Fiesta se celebra el próximo Domingo 27 de septiembre.

JESÚS DA LA VIDA
Jesús les explicaba que el Hijo del Hombre iba a ser entregado en manos de los hombres y le harían morir, pero tres días después de su muerte resucitaría. Quizás los discípulos se preguntaban, ¿porqué una persona tan buena, que pasa haciendo el bien: sanando ciegos, sordos, mudos, cojos, paralíticos, endemoniados y toda clase de enfermedades; denunciando la injusticia y devolviéndole la dignidad y la vida a las personas, tendría que ser condenado y morir? O quizás no entendían nada por que esperaban un mesianismo distinto. ¿y tú das la vida y sufres incompren
siones u persecuciones por ayudar a los demás?

JESÚS SIRVE
Finalmente llegaron a Cafarnaún, y Jesús les
preguntó: “¿De qué venían discutiendo por el camino?” Ellos no se atrevieron a responder, pues habían estado discutiendo sobre quién era el más importante de todos. los discípulos no estaban concentrados en la enseñanza de Jesús, por lo que pensaban en la repartición de los cargos burocráticos cuando Jesús gobernara y tomara el poder al derrocar al imperio.

“Entonces Jesús se sentó, (como la hacían los maestros) llamó a los doce y les dijo: “Si alguno quiere ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos”. Después tomó a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que recibe a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe, no me recibe a mí, sino al que me ha enviado””. Jesús insiste en la humildad que caracteriza al verdadero servidor del Reino de Dios, pues con frecuencia nos comportarnos como propietarios de los servicios y de los compromisos que asumimos en nuestra vida, dentro y fuera de la iglesia. No soportamos que otras personas tengan responsabilidades o que nos reempl
acen en las que tenemos, porque con facilidad nos atribuimos el mérito de nuestras cualidades y conocimientos. En cuanto a la imagen del niño, es para hacer comprender que todos tenemos dignidad, valemos y somos importantes para la construcción del Reino de Dios como parte de una sociedad, iglesia, familia. De esta manera se rompe con las barreras que atan y ciegan la participación de los pequeños, los débiles e insignificantes, en la estructura social, política, religiosa y económica. (pues en esa época las mujeres y los niños NO contaban) ¿Cuál es tu actitud? ¿Servir o ser servido? ¿Cuál es tu actitud con las personas más pequeñas, débiles e insignificantes?

COMO SERVIR SEGÚN SAN VICENTE DE PAÚL*

Jesucristo, el Misionero del Padre, el Evangelizador de los pobres, es el Servidor de los pobres. La actitud de Servidor es destacada con fuerza por Vicente de Paúl en su peculiar comprensión de Cristo. Jesucristo no se contentó con predicar a los pobres; les sirvió. Este es un convencimiento firme en la experiencia espiritual de san Vicente.
San Vicente resume toda la vida de Jesucristo en la referencia al Padre y en el servicio a los hermanos. A un sacerdote le escribe recordándole que hemos sido llamados "al ministerio más alto que existe en la tierra, por el que tienen que ejercer las dos grandes virtudes de Jesucristo, a saber, la religión (unión) para con su Padre y la caridad para con los hombres"

San Vicente dice:"Si los sacerdotes se dedican al cuidado de los pobres, ¿no fue también éste el oficio de nuestro Señor y de muchos grandes santos, que no sólo recomendaron e cuidado de los pobres, sino que los consolaron, animaron y cuidaron ellos mismos?¿no son los pobres los miembros afligidos de nuestro Señor? ¿No son hermanos nuestros? Y si los sacerdotes los abandonan, ¿quien ¡queréis que les asista? De modo que, si hay algunos t, entre nosotros que crean que están en la Misión para v, evangelizar a los pobres y no para cuidarlos, para remediar sus necesidades espirituales y no las temporales, les ; diré que tenemos que asistirles y hacer que les asistan de todas las maneras, nosotros y los demás, si queremos oír esas agradables palabras del soberano Juez de vivos y de muertos: Venid, benditos de mi Padre; poseed el reino que os está preparado, porque tuve hambre y me disteis de comer; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me cuidasteis. Hacer esto es evangelizar de palabra y de obra; es lo más perfecto; y es lo que nuestro Señor practicó y tienen que practicar los que lo representan en la tierra, por su cargo y por su carácter, como son los sacerdotes" (reemplaza sacerdotes por bautizados )

San Vicente no duda en llamar a los pobres con términos como: maestros, amos, señores, para indicar la actitud de servicio propia de quienes en la tierra tienen como misión continuar la misión de Jesucristo.

San Vicente, reflexionando sobre las actitudes de Cristo, descubre en su amor la explicación de su entrega y servicio. Cristo es contemplado por Vicente de Paúl como un abismo de dulzura que le lleva a comportarse como Servidor. y dice a modo de oración:

"¡Oh amor, amor de mi Salvador! ¡Oh amor, amor! ¡Tú eras incomparablemente más grande que cuanto los ángeles pudieron comprender y comprenderán jamás!
Sus humillaciones no eran más que amor; su trabajo era amor, sus sufrimientos amor, sus oraciones amor, y todas sus operaciones exteriores e interiores no eran más que actos repetidos de su amor.

Su amor le dio un gran desprecio del mundo, desprecio del espíritu del mundo, desprecio de los bienes, desprecio de los placeres y desprecio de los honores.
He aquí una descripción del espíritu de nuestro Señor, del que hemos de revestirnos, que consiste, en una palabra, en tener siempre una gran estima y un gran amor de Dios"

San Vicente nos comenta la actitud de servicio de Jesucristo, en quien deben fijarse: "¿Cómo servía Jesucristo a los pobres? Les servía corporal y espiritualmente, iba de una parte para otra, curaba a los enfermos, y les daba el dinero que tenía, y los instruía en su salvación. ¡Qué felicidad, hijas mías, que Dios os haya escogido para continuar el ejercicio de su Hijo en la tierra: servir a los pobres!". ¿y yo siento felicidad en el servir?

Adaptado del libro la misión de Jesús en san Vicente de Paúl. Editorial. CEME. Salamanca España., 2006.

Pedimos oración por los misioneros vicentinos en el mundo y por las Hijas de la Caridad en la fiesta próxima, además porque inicia el año jubilar donde la familia vicentina celebrará los 350 años de la muerte de san Vicente y santa Luisa de Marillac considerados testigos de amor y servicio a los pobres.

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