domingo, 5 de julio de 2009

NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA

Marcos 6 1,1-16

Nadie es profeta en su tierra” reza el dicho popular inspirado en el Santo Evangelio que nos propone la liturgia para este día y la realidad ha demostrado que es verdadero, especialmente cuando se trata de los profetas latinoamericanos seguidores de Jesús en el pasado siglo XX e inicios del XXI: Monseñor Hélder Cámara, Monseñor Romero, Rutilio Grande, Monseñor Juan Gerardi, Ignacio Ellacuría, Monseñor Isaías Cancino y EL PUEBLO PROFÉTICO que exigió paz y justicia a lo largo y ancho de nuestro continente y terminó abatido por las balas de los poderosos de este mundo.

Cámara fue difamado por las autoridades del Brasil, fue acusado de violento y marxista; Romero fue acusado de guerrillero por defender a los pobres y exigir justicia social para el pueblo salvadoreño, la misma acusación que Romero cargaron sobre sus hombros Rutilio Grande e Ignacio Ellacuría, éste último nacionalizado salvadoreño por amor al Reino de Dios; Cancino, excelso pastor de Cali, Colombia, fue acusado de narcotraficante cuando en verdad fue asesinado por exigir un cese a la violencia e injusticia social; y del PUEBLO PROFÉTICO se puede decir que ha sido acusado de ser guerrillero por su coherencia con el Evangelio y con el sueño de vida de Dios para la humanidad, terminando estas calumnias en viles masacres.

En verdad, éstos no han sido profetas en su tierra como tampoco lo fue Jesús en la suya: Nazaret. El Evangelio de San Marcos relata que el sábado Jesús se puso a enseñar en la sinagoga, una multitud le rodeó, no se maravilló del anuncio del Reino de Dios que Jesús hizo, sino de que el carpintero pudiese tener tal sabiduría e hiciese grandes milagros; la multitud pensaba que le conocía desde su niñez y que Jesús era simplemente un carpintero cuya familia vivía entre ellos... y se escandalizaban a causa de él (v.3b).

Jesús tomó la palabra y dijo: “Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio”. Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de la falta de fe de sus coterráneos.

En el versículo 1 se puede destacar que Jesús va a su patria y le siguen sus discípulos. Del texto relatado en el Evangelio se puede decir que ser discípulo (a) de Jesús es estar dispuesto (a) a no ser profeta en la propia tierra, estar dispuesto (a) a ser rechazado (a), perseguido (a) y asesinado (a). Decir los pecados a una sociedad pecadora es terminar ajusticiado (a) por ella.


A los paisanos no les cabe en la cabeza que un hombre de un estrato social bajo como Jesús- un Tektón, un hacelotodo, un ruso- pueda hablar acerca de Dios, no les cabe en la cabeza que de Él salga sabiduría y de sus manos surjan milagros. Estudios afirman que ser “carpintero” (Tektón se ha traducido del griego bíblico al español como carpintero) en el tiempo de Jesús no era trabajar un oficio determinado en un local estable, ser carpintero significaba vivir del día a día, trabajando en la construcción de las ciudades de comercialización romana, era pues, el trabajo de los que todo habían perdido, constituían la clase social más baja de la sociedad judía, aquellos que tampoco tenían posibilidades para formarse en lo académico y lo religioso (Jean Dominique Crossan. Jesús: Vida de un campesino judío).

Jesús no pudo realizar muchos milagros por la falta de fe de los paisanos en sus palabras y obras, terminó maravillado por esta grande incredulidad. Pronto se fue de su pueblo, y recorrió los pueblos del contorno enseñando.


¿Cuáles son las líneas de acción que nosotros (as) deberíamos seguir a partir de este Evangelio?

1º Anunciar el Evangelio independientemente de gozar de buen prestigio o no. El profetismo se halla ligado a la verdad, y el anuncio a la denuncia de las injusticias y de la exclusión de las mayorías populares.

2º Reconocer, como Iglesia, nuestras cobardías e incoherencias al construir el Reino de Dios. Dejar de un lado la soberbia, escuchando a la gente y tratando de vivir la santidad que se espera de nosotros (as).

3º Seguir a Jesús hasta las últimas consecuencias del martirio, el desprestigio, el destierro y la persecusión, luchando contra los males estructurales y personales de este mundo.

Finalmente, saludamos al Pueblo Hondureño, roguemos a Dios para que se restablezca pronto la democracia, signo peregrinante de los pueblos hacia el Reino de Dios.

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