domingo, 31 de octubre de 2021

Mc 12, 28-34: Si amas a la persona pobre, amas a Dios

Estando ya en Jerusalén, Jesús comenzó a ser perseguido y cuestionado por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley, los saduceos y las autoridades civiles judías; por que les parecía que su manera de actuar y enseñar estaba alborotando a la gente, ya que reconocían en Él una verdadera autoridad. Cierto día, un maestro de la ley, habiendo escuchado a Jesús, se quedo admirado de la manera como Él respondía basándose en las Escrituras, por lo que decidió preguntarle: “¿Cuál es el mandamiento más importante?”. Es curioso que un experto en las Escrituras le hiciera esta pregunta a Jesús, ya que él conocía muy bien los mandamientos de la ley de Moisés. Por esta actitud del maestro de la ley, pareciera que está reconociendo en Jesús a alguien más grande que Moisés y los profetas. Jesús le respondió: “El más importante es: “Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es un único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas”. Y después viene este otro: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay ningún mandamiento más importante que éstos”. Jesús nuevamente responde desde las Escrituras, citando el libro del Deuteronomio 6, 2-6, con lo que deja bien claro que la clave esta en Amar a Dios y al Prójimo desde todas las dimensiones de la persona y su realidad. Al repetir Jesús, la expresión: “Escucha Israel”, esta manifestando que nadie debe pasar por alto o ser indiferente al amor de Dios expresado a través de la historia de la salvación; es una denuncia clara y fuerte hacia aquellas personas que se hacen las sordas o que viven tapándose los oídos ante la realidad que se vive, con tal de no comprometerse; ya que terminan viviendo una fe moralista o legalista. Para entender mejor la importancia de esta unión inseparable de ambos mandamientos, tenemos que hacernos la pregunta: ¿Quién es Dios para Jesús? Es una pregunta necesaria, ya que no se puede amar a quien no se conoce, y es Jesús mismo quien nos lo da a conocer y como debemos relacionarnos con Él. Para Jesús, Dios es el que le da pleno sentido a su vida, en quien puede confiar y descansar; lo considera como alguien sumamente bueno, y por tanto, desde su experiencia de relación mutua, Dios es su Padre. Por una parte, el Dios creador, todopoderoso, que esta allá arriba en su cielo, se le manifiesta a Jesús como el Dios cercano, presente en lo pobre y lo pequeño, metido totalmente en la realidad. Por otra parte, el misterio de Dios ha dejado de ser misterio, ya que Jesús lo expresa a través del amor: allá donde los seres humanos practican el verdadero amor allá está Dios. Jesús afirma que Dios es Padre y se atreve a afirmar que la última realidad de la historia es el acercamiento a las personas pobres para salvarles y liberales, el triunfo de las víctimas sobre los verdugos. Quien quiere conocer a Jesús, quien quiere conocer a Cristo, quien quiere conocer a Dios, si empieza por Dios, ni conoce a Jesús, ni a Cristo, ni mucho menos aún quién es Dios o cómo es Dios. A Dios se le conoce, no elevándose por encima de lo humano o huyendo de la humanidad, sino todo lo contrario. A Dios se le conoce y se le encuentra en lo humano y a través de lo humano. No basta con decir todo eso porque en realidad, a Dios no le hemos conocido en el ser humano, sino en un ser humano. Dios se ha dado a conocer en la persona y en la vida de un hombre concreto y determinado: Jesús de Nazaret. Esto quiere decir que Dios se nos ha revelado en la vida de un hombre que nació pobre, que vivió entre las personas pobres y gentes marginadas de su tiempo, y que murió como un delincuente y entre malhechores, como el más famoso de ellos. Por ello es que decimos que amar a la persona pobre es amar a Dios, solo allí se da la unión inseparable de los dos mandamientos principales. Con esto Jesús cambia el concepto de Dios y el modo de encontrar a Dios, y por consiguiente la manera de manifestar el amor a Dios y a la persona. El maestro de la ley escuchó lo que Jesús le contestó y estuvo de acuerdo con Él, llegando a afirmar que lo que realmente le agrada a Dios es el amor que se comparte y no los sacrificios y holocaustos ritualistas, espiritualismos vacíos, sin ningún contenido práctico del amor. Jesús se dio cuenta que este maestro de la ley no tenía mala intención, y que era sincero en lo que pensaba, sentía y decía, por eso le dijo:”No estás lejos del Reino de Dios”. San Romero nos comparte el criterio para saber si Dios está cerca de nosotros o está lejos: Toda aquella persona que se preocupa por las personas hambrientas, desnudas, pobres, desaparecidas, torturadas, prisioneras, de todo ser humano que sufre, tiene cerca a Dios. La religión no consiste en mucho rezar. La religión consiste en tener esa garantía de tener a mi Dios cerca de mí porque le hago el bien a mis hermanos y hermanas. Dios es la vida, Dios es evolución, Dios es novedad. Dios va caminando con la historia del pueblo... Dios es el Dios de Jesucristo. El Dios de las personas cristianas no tiene que ser otro que el Dios de Jesucristo, el que se identificó con las personas pobres, el que dio su vida por la humanidad, el Dios que envió a su Hijo Jesucristo, a tomar una preferencia sin excusas por las personas pobres. Sin despreciar a las otras, las llamó a todas al campo de las pobres para poderse hacer igual a Él. Algunas personas se espantan al leer o escuchar cosas como estas, pero en realidad sólo existe un camino para relacionarnos con el Dios de Jesús, y en eso no hay vuelta de hoja: o se toma o se deja. Por eso es que la espiritualidad Latinoamericana, haciendo un estudio profundo de las Sagradas Escrituras, confirma y asume que el único camino para alcanzar la liberación y salvación, está en asumir el amor a Dios y el amor al prójimo desde la opción preferencial por las personas pobres y pequeñas en nuestra historia. Por ello es que ante la respuesta de Jesús al maestro de la Ley, nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Al fin y al cabo, cada quien escoge. Y usted ¿Qué escoge? ¿Qué sentido le esta dando a su vida? ¿Cuál es su opción? ¿Cree en el Dios de Jesús o el ídolo del dios ritualista, espiritualista, moralista o legalista?

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