domingo, 19 de septiembre de 2010

¿CÓMO SERVIR A DIOS Y AL DINERO A LA VEZ?

Lucas 16, 1-13

¿Cómo servir a Dios y al dinero a la vez? Esta es una de las preguntas que más intentamos contestar los seres humanos a través de planteamientos económicos, ideologías, manipulaciones religiosas. El texto del Evangelio de Lucas de esta semana nos relata una parábola muy interesante y conflictiva a la vez, que a lo mejor, nos ayuda a contestar la “pregunta del millón”.

Estando Jesús con sus discípulos, les relató la historia de un hombre que tenía un administrador, una persona de confianza en cuyas manos depositaba todos sus bienes para que los cuidara y utilizara de la mejor manera. Sin embargo, al hombre le llegaron noticias de que su administrador estaba malgastando sus bienes, por lo que decidió pedirle cuentas para comprobar si lo que le decían era cierto.

El administrador, ni lento ni perezoso, sabía muy bien que si su patrón lo descubría, lo iba a despedir y ninguna otra persona lo contrataría por ser ladrón y mentiroso. El astuto administrador decide, entonces, “asegurar su futuro” de una manera cómoda, llama a todas las personas que le debían a su patrón y les disminuye las deudas, de tal forma que pudiera sacar provecho de dichas acciones; es lo que ahora llamaríamos fraude contable.

El hombre rico, al comprobar que eran ciertos los rumores que le habían llegado, se admira de la astucia del administrador, pues reconoce la gran habilidad que tenía para sacar provecho de sus relaciones sociales, actuando oscuramente, a diferencia de las personas honradas que trabajan de manera transparente, a la “luz del día”, a la vista de toda la gente.

Muchas personas “ganan amigos” haciendo fraude, estafando y robando. Se vuelven cómplices de las  maldades de aquellos para que en el momento en que sean descubiertos se ayuden a evadir la ley y a encubrir sus muchos delitos, pecados, injusticias y crímenes. ¡Es la corrupción en su máxima expresión!

Jesús les dice claramente que quienes no han sido personas dignas de confianza en lo poco y sin importancia, no lo serán tampoco en lo mucho e importante. Si alguien no es capaz de manejar el “sucio dinero”, ¿Quién les confiará los bienes verdaderos? es decir, el Reino de Dios: justicia, paz, solidaridad, fraternidad, unidad, etc. Además, si no han sabido cuidar lo ajeno, menos podrán cuidar lo que les pertenece.

Es indiscutible que el dinero es necesario para vivir, y está claro también que la fuente legítima para obtenerlo es el trabajo. Entonces, ¿En qué reside el problema con este administrador?


En el Evangelio de Lucas, junto con las Bienaventuranzas están las Malaventuranzas (Lc 6, 20-26), es decir, las maldiciones: “arremete contra los ricos sin más, contra los que están realmente saciados ahora, contra los que ahora ríen, contra los que son alabados y estimados por el mundo. No se trata aquí de disposiciones espirituales, sino de situaciones reales; no se trata siquiera de actitudes…” (Ignacio Ellacuría).

El dinero es maldecido por Jesús, en primer lugar, porque deshumaniza, despersonaliza; el amor desmedido por él es capaz de desplazar o sustituir la vida humana a cambio de bienestar, de riqueza, de lujo, de comodidad. El ser humano pone su corazón en ese tesoro y deja por un lado lo que genera verdadera vida. “Sólo quien pone el corazón en Dios y busca el Reino de Dios, se humaniza de verdad… La riqueza es dificultad máxima, si no imposibilidad, para la apertura del ser humano a Dios” (Jon Sobrino).

La Carta de Santiago es un testimonio fiel de lo que vivieron las primeras comunidades y que recibieron directamente de la praxis y la predicación de Jesús: “Ahora les toca a los ricos: lloren y laméntense porque les han venido encima desgracias. Los gusanos se han metido en sus reservas y la polilla se come sus vestidos, su oro y su plata se han oxidado. El óxido se levanta como acusador contra ustedes y como un fuego les devora las carnes. ¿Cómo han atesorado, si ya eran los últimos tiempos? El salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se ha puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; las quejas de los segadores ya habían llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. Han conocido sólo lujo y placeres en este mundo, y lo pasaron muy bien, mientras otros eran asesinados. Condenaron y mataron al inocente, pues ¿cómo podía defenderse?” (St 5, 1-6).

Citemos- ahora- a un profeta contemporáneo y latinoamericano, Monseñor Romero: “¿Qué otra cosa es la riqueza cuando no se piensa en Dios? Un ídolo de oro, un becerro de oro. Y lo están adorando, se postran ante él, le ofrecen sacrificios. ¡Qué sacrificios enormes se hacen ante la idolatría del dinero! No sólo sacrificios, sino iniquidades. Se paga para matar. Se paga el pecado. Y se vende. Todo se comercializa. Todo es lícito ante el dinero… Un cristiano que se alimenta en la comunión eucarística, donde su fe le dice que se une a la vida de Cristo, ¿cómo puede vivir idólatra del dinero, idólatra del poder, idólatra de sí mismo, del egoísmo? ¿Cómo puede ser idólatra un cristiano que comulga? Pues queridos hermanos, hay muchos que comulgan y son idólatras.”

El  texto del Evangelio de hoy termina con éstas palabras: “Ningún siervo puede servir a dos patrones, porque necesariamente odiará a uno y amará al otro o bien será fiel a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero.”

La respuesta a la pregunta inicial es muy sencilla, conflictiva  y contundente de responder: NO SE PUEDE, BAJO NINGUNA CAUSA, RAZÓN O CIRCUNSTANCIA, SERVIR A DIOS Y AL DINERO A LA VEZ. O se es parte de la corrupción o no se es. O está tu corazón puesto en el dinero o lo está en el Evangelio. O tus relaciones sociales son interesadas o no lo son. No es justificable decir que los ricos son necesarios para ayudar a los pobres. No es lícito decir que se necesita el dinero para solucionar los problemas de la gente. Lo que se necesita es solidaridad, fraternidad y justicia. Nada más.

Finalmente, San Jerónimo, Padre de la Iglesia, dice: “Acertadamente llama el Evangelio a las riquezas injustas, pues todas las riquezas no tienen otro origen que la injusticia y uno no puede hacerse dueño de ellas a no ser que otro las pierda. Por lo cual me parece ciertísima esa sentencia popular que dice: “los ricos lo son por su propia injusticia o por herencia de bienes adquiridos injustamente”.

¿Qué te dice hoy, el Evangelio, con respecto a tu trabajo, a tus empleados, vecinos, a tu familia, a tu compromiso socio-político?

sábado, 11 de septiembre de 2010

EL DIOS MISERICORDIOSO

Lucas 15,1-32
Esta semana ha sido dura en América Central, especialmente en Guatemala, debido a la situación climática. De modo especial, en esas tierras están urgidas la compasión de los otros pueblos. Hoy llegamos al XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, donde se nos presenta la lectura de todo el capítulo 15 del Evangelio según San Lucas, que muchos teólogos han llamado “el capítulo de la Misericordia”, apreciación a la cual nos unimos.

Jesús daba gran acogida a las personas que ocupaban los estratos más bajos de la sociedad judía: los pecadores. Dentro de este grupo estaban los enfermos, los recaudadores de impuestos y los impuros. La norma general era apartarse de ellos, pero Jesús hacía totalmente lo contrario: los acogía y comía con ellos. Aunque esto es un escándalo generalizado, son los fariseos y los escribas los primeros en criticar, ya que normalmente predican la pureza ritual y la lejanía de los pecadores. El Señor Jesús, en cambio, les propone tres parábolas con las cuales dirá que Dios no es como un juez, sino como un pastor que busca su oveja perdida o como una mujer que hace de todo por encontrar una moneda, o como un papá que espera el regreso de su hijo. El pastor, la mujer y el papá, al encontrar lo que buscaban, se llenan de tanta alegría que no pueden hacer otra cosa que celebrar, alegrarse, hacer fiesta e invitar a todos. Para Jesús, Dios es así.

La Palabra de Dios rompe con la falsa idea del dios de la retribución: “si hago bien, recibiré honores y buena paga, y si obro mal, todo lo contrario” (teología de la prosperidad). Hace dos domingos, Jesús invitaba a optar por los pobres de una manera decidida y radical y hoy nos invita a tener una actitud distinta frente a los que consideramos pecadores: prostitutas, asesinos, ladrones, pandilleros, drogadictos, mendigos y otros rostros de Cristo -como lo diría Puebla- de nuestra actualidad.La misericordia de Dios, como todo lo de Él, es bien o mal visto en dependencia de las circunstancias. ¡Qué tristeza para las noventa y nueve ovejas del redil, para las nueve monedas que la mujer no buscó y para el hijo mayor que su padre no esperó con ansias! Es triste para ellos porque en el fondo se alegran cuando castigan a sus hermanos por alguna falta cometida. ¡Qué alegría para la oveja perdida, la moneda buscada y encontrada y el hijo que vuelve a la casa de su Padre! Ellos se alegran porque experimentan la misericordia de Dios, verdaderamente.
El capítulo 15, que está ubicado en el corazón de todo el Evangelio según san Lucas, es el corazón de su mensaje: Dios es puro corazón (misericordioso), compasivo y entrañable, es decir, que se le mueven sus entrañas ante el sufrimiento de los otros. Para los escribas y fariseos Dios sólo concede su perdón mediante el cumplimiento de la Torah (los cinco primero libros de la Biblia: Gn-Dt). Para Jesús, Dios concede su perdón por puro amor. Este es el mensaje más radical de Jesús y lo hace realidad en vida propia, Él mismo acoge a los pecadores y come con ellos.

La reflexión teológica en relación al pecado nos hablan de dos tipos: el pecado personal y el pecado estructural, y se dice que el primero está en gran parte condicionado por el segundo, como ocurre hoy con el neolibealismo. Podríamos especular que el hijo menor desea la parte de su herencia y la despilfarra por dos razones: primero, porque quiere libertad y diversión y segundo, porque pensana que esa libertad y diversión le traerían la felicidad. Aquí se ven ambos pecados. El hijo voluntariamente pide la parte de su herencia, por lo tanto, hay pecado personal del que tiene que arrepentirse. Pero también, se ve influenciado por la voluntad social que vende una falsa imagen de felicidad. Esta voluntad social es asumida por las personas, en particular, por medio de un “lavado de cerebro” que conscientemente hace el sistema para el beneficio de unos sobre los otros. En el caso de la parábola, los dueños de los prostíbulos de la ciudad lejana fueron los grandes beneficiados. Por este pecado también hay que arrepentirse, pero cambiando el sistema mismo que lo genera.

Las tres parábolas son dirigidas a los escribas y fariseos, por lo tanto tienen un tono de confrontación que nadie puede negar. Jesús justifica su actitud con los pecadores al mismo tiempo que hace ver a los escribas y fariseos que ellos no piensan ni actúan como Dios. El hijo mayor, que siempre ha estado al lado de su padre, no es capaz de alegrarse y hacer fiesta por el hermano que ha regresado, se siente tan ofendido que ni siquiera quiere entrar en la casa. Quien tenía todo el derecho de actuar así era el Padre, pero no lo hace, Él no piensa como su hijo mayor, sino que ama a sus hijos por igual y desea que estén a su lado. Dios es quien sale a correr en busca de aquellos que aún hallándose lejos quieren volver a Él. Los escribas y fariseos son como el hijo mayor, creen que agradan a Dios rechazando a sus hermanos pecadores, pero en realidad ocurre todo lo contrario, son ellos los que se excluyen de entrar en la casa del Padre, son ellos los que rechazan Su voluntad.

Después de tantos siglos el Evangelio ya no está dirigida a los fariseos y escribas, sino a los miembros de la Iglesia. En tiempos de Lucas habían algunos cristianos que se sentían mejores que los otros y hasta los excluían, esto mismo ocurre hoy en nuestra Iglesia Católica. Se dice que todos somos hermanos por ser hijos de un mismo Dios, sin embargo la desigualdad entre unos y otros es grande, no sólo a nivel económico, sino también teológico: hay cristianos que pueden comulgar y otros que no. ¡Qué escándalo! Pero no todos son igualmente culpables de este escándalo. Hay quienes excluyen porque, sin pensar, así les han enseñado (pecado social), pero hay quienes aun sabiendo que su conciencia les dicta otra cosa terminan haciendo exactamente lo mismo (pecado personal). Dios nos quiere a todos en la fiesta, este debe ser siempre el criterio que guíe nuestra vida a nivel de teología y de pastoral.

¿Qué Dios misericordioso siga guiando nuestra vida!

domingo, 5 de septiembre de 2010

SER JOVEN EN HONDURAS

Una de las grandes preguntas generadoras es ¿qué significa ser joven en Honduras? Teniendo en cuenta que es un país donde cada día hay violaciones a los derechos humanos, donde el Estado carece de institucionalidad, donde el modelo de democracia que hemos heredado no ha logrado satisfacer las necesidades básicas de la juventud, ser joven en Honduras implica pertenecer a un sector vulnerable y marginado de las decisiones políticas de los gobiernos.

Donde todo esto significa ser rebelde y enfrentarse a las clases políticas, empresariales, militares, burócratas y corruptas que existen, pero donde hay compromiso de sentirse solidario y sentir el dolor con aquel joven que no tiene una educación, un empleo, el que migra, el que se angustia, el joven que está en riesgo social, por eso da es una lástima ver un joven en busca trabajo, donde le cierran las puertas, donde le dicen que no necesitan personal, o le mienten que le esperen que le van a llamar, nunca lo llaman. Donde no tiene oportunidad, lo que hace es migrar o meterse a las maras, estos ya son jóvenes en riesgo social.

En Honduras, sabemos que hay muchos jóvenes talentosos desde el arte, la educación, pero que estos jóvenes no tienen los espacios, o si los tienen están reducidos.

¿Cuáles son los problemas actuales de la juventud hondureña?

¿Qué alternativa tienen los jóvenes en el propio siglo XXI?

¿Cuál debe ser el compromiso del gobierno y las mismas organizaciones sociales?

La población hondureña es extraordinariamente joven. Más del 43% de la población tiene menos de 14 años, el 54% tiene entre 15 y 64 años y sólo un 3% tiene más de 65 años. Su tasa de crecimiento vegetativo es muy alta, casi un 3% anual y una fecundidad de más de 4 hijos por mujer, y esto a pesar de una mortalidad infantil muy alta, en torno al 32‰, aunque la mortalidad ordinaria está en torno al 5%. La esperanza de vida al nacimiento está en torno 70 años.1

Estás preguntas me, hizo reflexionar, me da una indignación, el sentir del dolor de los jóvenes, en verlos en las fabricas trabajando 3 días y los otros 4 días que hacen, sin oportunidad de estudiar, donde cada día luchan por sobrevivir, sin estabilidad laboral, explotándolos, con gran inseguridad por la delincuencia que existe.

Ver un joven campesino que emigra del campo a la ciudad en busca de un mejor futuro, pero sucede que deja su propia tierra por venir a ser esclavos de los grandes empresarios sufriendo humillaciones, sabiendo que el campo lo que produce no le vale nada, se lo roban, o si lo venden se lo hacen quitado.

En el campo educativo, se afirma que la educación no es gratuita, es decir está privatizada porque si un joven quiere entrar al colegio tiene que pagar la matrícula y lo mismo a la universidad, donde los libros tiene que comprarlos porque las bibliotecas no los tienen. ¿De cada 100 jóvenes, cuántos son los que estudian a un nivel universitario? Pues serán 5 o 6 por lo económico, no tiene como pagar la mensualidad, la alimentación y todos los gastos de material didáctico.

Podemos enumerar los problemas grandes de la juventud en Honduras:

  1. Perdida Identidad Cultural.

  2. Desintegración familiar, donde hay jóvenes que no tienen un papá y una mamá.

  3. Pocos espacios de formación política.

  4. Deficiencia en el campo de educación.

  5. Las maras.

  6. Migración

  7. La marginación y exclusión.

Sabemos que hay muchos más problemas que aquejan a los jóvenes, ¿qué propuesta se tiene para ser un joven valiente, capaz, veraz y responsable?

  • Empezar un proceso de organización y formarse desde una educación popular, tomando en cuenta las habilidades que cada uno de ellos tienen, creando espacios de aprendizaje desde el arte y la cultura, el deporte, los espacios de análisis de realidad.

  • Desde la educación alcanzar la meta del 100% de alfabetismo, la cual será una educación integral, popular, no mercantilista, que promueva el compromiso social y tomando en cuenta nuestra cultura y la realidad del país.

  • Desde la comunicación tener espacios en los medios alternativos de educación popular, dando a conocer temas de análisis de la juventud, ver cuáles son las demandas de la juventud.

  • Desde lo político tener claro que si queremos cambiar a Honduras, tenemos que tener una formación política bien definida, así poder presentar un plan de gobierno integro, que haya una participación directa dentro de las organizaciones populares, movimientos sociales, patronatos y las instituciones del gobierno, para que no, nos quedemos excluidos, ni marginados, si no que nos tomen en cuenta, ya que la mayor parte somos jóvenes donde se aproxima que el 43% de la población hondureña es joven de una edad de los 15 a los 30 años.

Desde la cultura. Dar la participación en los diferentes espacios desde el teatro, la música, la pintura etc. Así podemos deducir algunos problemas culturales, como ser la perdida de la identidad cultural, la migración, la drogadicción.

Desde lo económico empezar un proceso de trabajo en equipo formando pequeñas microempresas y tener medios para poder exportarlos, generar empleos, crear un mecanismo de capacitación de administración, pagar la mano de obra califica, no a mitad de precio, así poder deducir la migración, la delincuencia, la droga, crimen organizado, narcotráfico.

El compromiso del gobierno es ofrecer una educación gratuita de calidad, que sea integral, dar oportunidad de trabajo y capacitación, permitir una participación directa en la política, se abran espacios alternativos para poder ir formando a la juventud, crear más fuentes de trabajo y que haya una estabilidad laboral, donde no exista exclusión de raza, religión y política, porque hasta hoy nos hemos dado cuenta, que Honduras no valemos por lo que sabemos, o por que tengas el mejor título universitario si no, el ver con qué persona ando, tengo enlace, “tengo cuello” es una frase popular, esto es la realidad de la juventud.

Recuperar los espacios de arte y cultura, fomentando el teatro, la música y los valores de cada comunidad, ¿pero qué hace el gobierno?, lo que hace es invertirlos en otras cosas, o robárselos como ha sucedido con los fondos de la reducción de la pobreza, lo han implementado en puentes, pagándole a maestros, donde la realidad es que mucha gente joven y campesinos viven en extrema pobreza y miseria, y olvidadas en los lugares más remotos de Honduras; para dar un ejemplo la gente del sur de Lempira, de Intibucá, de occidente y de todo Honduras.

También hago una crítica, quien forma parte de esta secretaria, un Ex candidato Presidencial del Partido Innovación y Unidad (PINU) Bernard Martínez, ha denunciado a través de los distintos medios de comunicación que ha encontrado un gasto de más de 157 millones de lempiras sin imputación presupuestaria, cuyas transacciones irregulares se habrían hecho durante el año pasado (….) No hay claridad en cómo fue manejado más de 157 millones de lempiras, pero confiamos que es el Tribunal Superior de Cuentas, que va a determinar qué hubo al respecto”, apuntó el funcionario.2

El compromiso de las organizaciones sociales es ir fomentando una educación popular, de conciencia política, con un énfasis de análisis de coyuntura de la realidad nacional, no enseñar a ser asistencialista, ni paternalista como hacen las ONG’s donde supuestamente a la gente le están enseñando a trabajar y a superarse, pero la realidad es que se vuelve más conformista, pesimista y haragana, no necesitamos jóvenes así, no estar esperando nada a cambio, si no lo que se hace, se haga de corazón, con una entrega total, con el objetivo de ser efecto multiplicador.

El compromiso de todos los hondureños mayores y el mismo gobierno, es tomar en cuenta a los jóvenes, tener claro que somos el presente, que no haya marginación, exclusión, si no que se tenga una participación integral, tener claro que quiénes pueden transformar y refundar a Honduras es la juventud digna y empoderada desde los diferentes espacios que ya existen.

Un llamado a la juventud a ser rebeldes, no que darse con lo que otros dicen, estamos llamados hacer cambios profundos”.

1 http://geografia.laguia2000.com/geografia-de-la-poblacion/honduras-poblacion
2
El Ministro Bernard Martínez, ha denunciado a través de los distintos medios de comunicación “que ha encontrado un gasto de más de 157 millones de lempiras sin imputación presupuestaria, cuyas transacciones irregulares se habrían hecho durante el año pasado (….) No hay claridad en cómo fue manejado más de 157 millones de lempiras, pero confiamos que es el Tribunal Superior de Cuentas, que va a determinar qué hubo al respecto”, apuntó el funcionario; en http://www.elsoca.org/index.php?option=com_content&view=article&id=974:honduras-una-de-las-consecuencias-del-golpe-la-pobre-politica-cultural-del-estado hondureno&catid=64:honduras&Itemid=72

Escrito por J D M M el 11 de agosto del año 2010

EL VERDADERO SEGUIMIENTO DE JESÚS

EL VERDADERO SEGUIMIENTO DE JESÚS

Lc 14, 25-33.

El texto nos dice que mucha gente caminaba con Jesús. Cuando se camina con alguien, a la par de de esa persona, podemos ir sobre el mismo camino, pero puede ser que no tengamos el mismo destino; no hay alguien que guíe y que indique cual es el camino a seguir. Uno puede caminar junto a alguien y no compartir su sentir, sus convicciones, sus ideales, sus sueños, su fe; es mas, ni siquiera conocerle el nombre. Seguir a alguien, en cambio, es conocer a quien se sigue y asumir su sentir, su actuar, sus convicciones, los mismos riesgos, sus ideales, sueños, su mismo espíritu, su fe. Es el mismo camino con el mismo destino.

Jesús le dice a la gente que caminaba con Él: “Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y madre, de su mujer e hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, no puede ser discípulo mío. El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío”.

Sin duda alguna, seguir a Jesús es algo muy exigente. Jesús no está en ningún momento menospreciando, denigrando o anulando a la familia. Lo que Jesús hace es criticar fuertemente las bases de la familia, para determinar que clase de familia es la que está construyendo y sosteniendo toda la sociedad injusta del mundo, y específicamente de nuestros pueblos. Es común ver comunidades enteras, pueblos y naciones que se destruyen por prejuicios de todo tipo: intolerancia, discriminación, ansias de poder, prestigio y dinero, etc. Jesús pone en conflicto a sus discípulos no ante la familia, sino contra todos los anti-valores que son opuestos a los valores del Reino de Dios y que, por lo general, nacen, crecen, se multiplican y fortalecen en el seno familiar, y el único lugar donde pueden morir es en la familia misma.

¿Qué clase de valores se generan en tu familia? ¿Qué le diría hoy, Jesús, a tu familia? ¿Está tu familia en busca de poder, prestigio, dinero, oprimiendo, marginando, siendo indiferente con la gente que sufre?

Luego, Jesús habla de cargar con la propia cruz para después seguirle. Muchas veces, la idea que tenemos de la cruz de Jesús es ésta y creemos que lo que tenemos que hacer es resignarnos, cruzarnos de brazos y esperar a que la injusticia nos acabe y haga lo que quiera con nuestras vidas. La cruz de Jesús consistió en recibir la condena y el rechazo por parte de todos los grupos de poder y autoridad de aquel tiempo, sobre todo, las autoridades políticas y religiosas. En los Evangelios, está claro que “Jesús no sufrió la cruz porque Él quiso mortificarse, sino porque habló y actúo de tal manera que su vida terminó como tenía que terminar un hombre que habla y actúa con la libertad que habló y actuó Jesús.

No puede ser discípula de Jesús, aquella persona que está condicionada por los prejuicios familiares, religiosos, sociales, económicos, etc. Es una situación que exige todo de la persona no sólo un poco o una parte de nuestra vida. No nos pide limosnas u ofendas, asistencia a misa los domingos, comulgar y confesarse. Eso es secundario para el verdadero seguimiento. Lo primero y fundamental es renunciar a sí mismo, es decir, cuando la persona se ha librado de su propio interés, de su propio egoísmo, de su propia comodidad, de todo lo que puede atarle e impedirle seguir a Jesús.

Sólo viviendo desde la libertad, una persona es capaz de seguir a Jesús, pues esto le dará la disponibilidad para poder concretar su compromiso bautismal, en bien de la humanidad, y llegar hasta donde sea necesario, hasta la misma muerte.

Esta libertad prepara a la persona para luchar y enfrentarse a todas las fuerzas del anti-Reino: injusticia, corrupción, marginación, opresión, mentira, etc. Es como ese ejército que no es ingenuo ante la fuerza y el poder del ejército contrario. Se trata de ser conciente que el mal tiene poder y por lo tanto se debe estar preparado para enfrentarse a el. Por ello, los requisitos para seguir a Jesús, para ser discípulos y discípulas, son renunciar a todo, incluso a sí mismo, y luego cargar con la propia cruz que es el resultado de enfrentarse y entrar en conflicto con todo lo establecido que va contra Dios y su reinado.

Este Evangelio nos deja muy cuestionados, o al menos así debería ser, pues esto nos indica que la mayoría de personas que decimos ser cristianas, sólo estamos caminando con Jesús, no siguiéndole. ¿Qué me está impidiendo seguir a Jesús hoy? ¿A qué no quiero renunciar? ¿Nos estamos dejando vencer por el miedo a asumir el mismo destino de Jesús? ¿Nos da miedo la cruz? ¿Nos gusta más estar con los brazos cruzados y esperando que otras personas cambien la realidad y se comprometan desde su fe cristiana? Todas las personas mártires de nuestros pueblos nos interpelan nuestra indiferencia, mientras las grandes mayorías se están muriendo producto de la injusticia

Saludos a Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador, Panamá también en esta ola invernal que está padeciendo.

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