domingo, 19 de septiembre de 2010
¿CÓMO SERVIR A DIOS Y AL DINERO A LA VEZ?
sábado, 11 de septiembre de 2010
EL DIOS MISERICORDIOSO
Esta semana ha sido dura en América Central, especialmente en Guatemala, debido a la situación climática. De modo especial, en esas tierras están urgidas la compasión de los otros pueblos. Hoy llegamos al XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, donde se nos presenta la lectura de todo el capítulo 15 del Evangelio según San Lucas, que muchos teólogos han llamado “el capítulo de la Misericordia”, apreciación a la cual nos unimos.
Jesús daba gran acogida a las personas que ocupaban los estratos más bajos de la sociedad judía: los pecadores. Dentro de este grupo estaban los enfermos, los recaudadores de impuestos y los impuros. La norma general era apartarse de ellos, pero Jesús hacía totalmente lo contrario: los acogía y comía con ellos. Aunque esto es un escándalo generalizado, son los fariseos y los escribas los primeros en criticar, ya que normalmente predican la pureza ritual y la lejanía de los pecadores. El Señor Jesús, en cambio, les propone tres parábolas con las cuales dirá que Dios no es como un juez, sino como un pastor que busca su oveja perdida o como una mujer que hace de todo por encontrar una moneda, o como un papá que espera el regreso de su hijo. El pastor, la mujer y el papá, al encontrar lo que buscaban, se llenan de tanta alegría que no pueden hacer otra cosa que celebrar, alegrarse, hacer fiesta e invitar a todos. Para Jesús, Dios es así.
La Palabra de Dios rompe con la falsa idea del dios de la retribución: “si hago bien, recibiré honores y buena paga, y si obro mal, todo lo contrario” (teología de la prosperidad). Hace dos domingos, Jesús invitaba a optar por los pobres de una manera decidida y radical y hoy nos invita a tener una actitud distinta frente a los que consideramos pecadores: prostitutas, asesinos, ladrones, pandilleros, drogadictos, mendigos y otros rostros de Cristo -como lo diría Puebla- de nuestra actualidad.La misericordia de Dios, como todo lo de Él, es bien o mal visto en dependencia de las circunstancias. ¡Qué tristeza para las noventa y nueve ovejas del redil, para las nueve monedas que la mujer no buscó y para el hijo mayor que su padre no esperó con ansias! Es triste para ellos porque en el fondo se alegran cuando castigan a sus hermanos por alguna falta cometida. ¡Qué alegría para la oveja perdida, la moneda buscada y encontrada y el hijo que vuelve a la casa de su Padre! Ellos se alegran porque experimentan la misericordia de Dios, verdaderamente.El capítulo 15, que está ubicado en el corazón de todo el Evangelio según san Lucas, es el corazón de su mensaje: Dios es puro corazón (misericordioso), compasivo y entrañable, es decir, que se le mueven sus entrañas ante el sufrimiento de los otros. Para los escribas y fariseos Dios sólo concede su perdón mediante el cumplimiento de la Torah (los cinco primero libros de la Biblia: Gn-Dt). Para Jesús, Dios concede su perdón por puro amor. Este es el mensaje más radical de Jesús y lo hace realidad en vida propia, Él mismo acoge a los pecadores y come con ellos.
La reflexión teológica en relación al pecado nos hablan de dos tipos: el pecado personal y el pecado estructural, y se dice que el primero está en gran parte condicionado por el segundo, como ocurre hoy con el neolibealismo. Podríamos especular que el hijo menor desea la parte de su herencia y la despilfarra por dos razones: primero, porque quiere libertad y diversión y segundo, porque pensana que esa libertad y diversión le traerían la felicidad. Aquí se ven ambos pecados. El hijo voluntariamente pide la parte de su herencia, por lo tanto, hay pecado personal del que tiene que arrepentirse. Pero también, se ve influenciado por la voluntad social que vende una falsa imagen de felicidad. Esta voluntad social es asumida por las personas, en particular, por medio de un “lavado de cerebro” que conscientemente hace el sistema para el beneficio de unos sobre los otros. En el caso de la parábola, los dueños de los prostíbulos de la ciudad lejana fueron los grandes beneficiados. Por este pecado también hay que arrepentirse, pero cambiando el sistema mismo que lo genera.
Las tres parábolas son dirigidas a los escribas y fariseos, por lo tanto tienen un tono de confrontación que nadie puede negar. Jesús justifica su actitud con los pecadores al mismo tiempo que hace ver a los escribas y fariseos que ellos no piensan ni actúan como Dios. El hijo mayor, que siempre ha estado al lado de su padre, no es capaz de alegrarse y hacer fiesta por el hermano que ha regresado, se siente tan ofendido que ni siquiera quiere entrar en la casa. Quien tenía todo el derecho de actuar así era el Padre, pero no lo hace, Él no piensa como su hijo mayor, sino que ama a sus hijos por igual y desea que estén a su lado. Dios es quien sale a correr en busca de aquellos que aún hallándose lejos quieren volver a Él. Los escribas y fariseos son como el hijo mayor, creen que agradan a Dios rechazando a sus hermanos pecadores, pero en realidad ocurre todo lo contrario, son ellos los que se excluyen de entrar en la casa del Padre, son ellos los que rechazan Su voluntad.
Después de tantos siglos el Evangelio ya no está dirigida a los fariseos y escribas, sino a los miembros de la Iglesia. En tiempos de Lucas habían algunos cristianos que se sentían mejores que los otros y hasta los excluían, esto mismo ocurre hoy en nuestra Iglesia Católica. Se dice que todos somos hermanos por ser hijos de un mismo Dios, sin embargo la desigualdad entre unos y otros es grande, no sólo a nivel económico, sino también teológico: hay cristianos que pueden comulgar y otros que no. ¡Qué escándalo! Pero no todos son igualmente culpables de este escándalo. Hay quienes excluyen porque, sin pensar, así les han enseñado (pecado social), pero hay quienes aun sabiendo que su conciencia les dicta otra cosa terminan haciendo exactamente lo mismo (pecado personal). Dios nos quiere a todos en la fiesta, este debe ser siempre el criterio que guíe nuestra vida a nivel de teología y de pastoral.
¿Qué Dios misericordioso siga guiando nuestra vida!domingo, 5 de septiembre de 2010
SER JOVEN EN HONDURAS
Una de las grandes preguntas generadoras es ¿qué significa ser joven en Honduras? Teniendo en cuenta que es un país donde cada día hay violaciones a los derechos humanos, donde el Estado carece de institucionalidad, donde el modelo de democracia que hemos heredado no ha logrado satisfacer las necesidades básicas de la juventud, ser joven en Honduras implica pertenecer a un sector vulnerable y marginado de las decisiones políticas de los gobiernos.
Donde todo esto significa ser rebelde y enfrentarse a las clases políticas, empresariales, militares, burócratas y corruptas que existen, pero donde hay compromiso de sentirse solidario y sentir el dolor con aquel joven que no tiene una educación, un empleo, el que migra, el que se angustia, el joven que está en riesgo social, por eso da es una lástima ver un joven en busca trabajo, donde le cierran las puertas, donde le dicen que no necesitan personal, o le mienten que le esperen que le van a llamar, nunca lo llaman. Donde no tiene oportunidad, lo que hace es migrar o meterse a las maras, estos ya son jóvenes en riesgo social.
En Honduras, sabemos que hay muchos jóvenes talentosos desde el arte, la educación, pero que estos jóvenes no tienen los espacios, o si los tienen están reducidos.
¿Cuáles son los problemas actuales de la juventud hondureña?
¿Qué alternativa tienen los jóvenes en el propio siglo XXI?
¿Cuál debe ser el compromiso del gobierno y las mismas organizaciones sociales?
La población hondureña es extraordinariamente joven. Más del 43% de la población tiene menos de 14 años, el 54% tiene entre 15 y 64 años y sólo un 3% tiene más de 65 años. Su tasa de crecimiento vegetativo es muy alta, casi un 3% anual y una fecundidad de más de 4 hijos por mujer, y esto a pesar de una mortalidad infantil muy alta, en torno al 32‰, aunque la mortalidad ordinaria está en torno al 5%. La esperanza de vida al nacimiento está en torno 70 años.1
Ver un joven campesino que emigra del campo a la ciudad en busca de un mejor futuro, pero sucede que deja su propia tierra por venir a ser esclavos de los grandes empresarios sufriendo humillaciones, sabiendo que el campo lo que produce no le vale nada, se lo roban, o si lo venden se lo hacen quitado.
En el campo educativo, se afirma que la educación no es gratuita, es decir está privatizada porque si un joven quiere entrar al colegio tiene que pagar la matrícula y lo mismo a la universidad, donde los libros tiene que comprarlos porque las bibliotecas no los tienen. ¿De cada 100 jóvenes, cuántos son los que estudian a un nivel universitario? Pues serán 5 o 6 por lo económico, no tiene como pagar la mensualidad, la alimentación y todos los gastos de material didáctico.
Podemos enumerar los problemas grandes de la juventud en Honduras:
Perdida Identidad Cultural.
Desintegración familiar, donde hay jóvenes que no tienen un papá y una mamá.
Pocos espacios de formación política.
Deficiencia en el campo de educación.
Las maras.
Migración
La marginación y exclusión.
Sabemos que hay muchos más problemas que aquejan a los jóvenes, ¿qué propuesta se tiene para ser un joven valiente, capaz, veraz y responsable?
Empezar un proceso de organización y formarse desde una educación popular, tomando en cuenta las habilidades que cada uno de ellos tienen, creando espacios de aprendizaje desde el arte y la cultura, el deporte, los espacios de análisis de realidad.
Desde la educación alcanzar la meta del 100% de alfabetismo, la cual será una educación integral, popular, no mercantilista, que promueva el compromiso social y tomando en cuenta nuestra cultura y la realidad del país.
Desde la comunicación tener espacios en los medios alternativos de educación popular, dando a conocer temas de análisis de la juventud, ver cuáles son las demandas de la juventud.
Desde lo político tener claro que si queremos cambiar a Honduras, tenemos que tener una formación política bien definida, así poder presentar un plan de gobierno integro, que haya una participación directa dentro de las organizaciones populares, movimientos sociales, patronatos y las instituciones del gobierno, para que no, nos quedemos excluidos, ni marginados, si no que nos tomen en cuenta, ya que la mayor parte somos jóvenes donde se aproxima que el 43% de la población hondureña es joven de una edad de los 15 a los 30 años.
Desde la cultura. Dar la participación en los diferentes espacios desde el teatro, la música, la pintura etc. Así podemos deducir algunos problemas culturales, como ser la perdida de la identidad cultural, la migración, la drogadicción.
Desde lo económico empezar un proceso de trabajo en equipo formando pequeñas microempresas y tener medios para poder exportarlos, generar empleos, crear un mecanismo de capacitación de administración, pagar la mano de obra califica, no a mitad de precio, así poder deducir la migración, la delincuencia, la droga, crimen organizado, narcotráfico.
El compromiso del gobierno es ofrecer una educación gratuita de calidad, que sea integral, dar oportunidad de trabajo y capacitación, permitir una participación directa en la política, se abran espacios alternativos para poder ir formando a la juventud, crear más fuentes de trabajo y que haya una estabilidad laboral, donde no exista exclusión de raza, religión y política, porque hasta hoy nos hemos dado cuenta, que Honduras no valemos por lo que sabemos, o por que tengas el mejor título universitario si no, el ver con qué persona ando, tengo enlace, “tengo cuello” es una frase popular, esto es la realidad de la juventud.
Recuperar los espacios de arte y cultura, fomentando el teatro, la música y los valores de cada comunidad, ¿pero qué hace el gobierno?, lo que hace es invertirlos en otras cosas, o robárselos como ha sucedido con los fondos de la reducción de la pobreza, lo han implementado en puentes, pagándole a maestros, donde la realidad es que mucha gente joven y campesinos viven en extrema pobreza y miseria, y olvidadas en los lugares más remotos de Honduras; para dar un ejemplo la gente del sur de Lempira, de Intibucá, de occidente y de todo Honduras.
También hago una crítica, quien forma parte de esta secretaria, un Ex candidato Presidencial del Partido Innovación y Unidad (PINU) Bernard Martínez, ha denunciado a través de los distintos medios de comunicación que ha encontrado un gasto de más de 157 millones de lempiras sin imputación presupuestaria, cuyas transacciones irregulares se habrían hecho durante el año pasado (….) No hay claridad en cómo fue manejado más de 157 millones de lempiras, pero confiamos que es el Tribunal Superior de Cuentas, que va a determinar qué hubo al respecto”, apuntó el funcionario.2
El compromiso de las organizaciones sociales es ir fomentando una educación popular, de conciencia política, con un énfasis de análisis de coyuntura de la realidad nacional, no enseñar a ser asistencialista, ni paternalista como hacen las ONG’s donde supuestamente a la gente le están enseñando a trabajar y a superarse, pero la realidad es que se vuelve más conformista, pesimista y haragana, no necesitamos jóvenes así, no estar esperando nada a cambio, si no lo que se hace, se haga de corazón, con una entrega total, con el objetivo de ser efecto multiplicador.
El compromiso de todos los hondureños mayores y el mismo gobierno, es tomar en cuenta a los jóvenes, tener claro que somos el presente, que no haya marginación, exclusión, si no que se tenga una participación integral, tener claro que quiénes pueden transformar y refundar a Honduras es la juventud digna y empoderada desde los diferentes espacios que ya existen.
“Un llamado a la juventud a ser rebeldes, no que darse con lo que otros dicen, estamos llamados hacer cambios profundos”.
2 El Ministro Bernard Martínez, ha denunciado a través de los distintos medios de comunicación “que ha encontrado un gasto de más de 157 millones de lempiras sin imputación presupuestaria, cuyas transacciones irregulares se habrían hecho durante el año pasado (….) No hay claridad en cómo fue manejado más de 157 millones de lempiras, pero confiamos que es el Tribunal Superior de Cuentas, que va a determinar qué hubo al respecto”, apuntó el funcionario; en http://www.elsoca.org/index.php?option=com_content&view=article&id=974:honduras-una-de-las-consecuencias-del-golpe-la-pobre-politica-cultural-del-estado hondureno&catid=64:honduras&Itemid=72
Escrito por J D M M el 11 de agosto del año 2010
EL VERDADERO SEGUIMIENTO DE JESÚS
Lc 14, 25-33.
Jesús le dice a la gente que caminaba con Él: “Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y madre, de su mujer e hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, no puede ser discípulo mío. El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío”.
Sin duda alguna, seguir a Jesús es algo muy exigente. Jesús no está en ningún momento menospreciando, denigrando o anulando a la familia. Lo que Jesús hace es criticar fuertemente las bases de la familia, para determinar que clase de familia es la que está construyendo y sosteniendo toda la sociedad injusta del mundo, y específicamente de nuestros pueblos. Es común ver comunidades enteras, pueblos y naciones que se destruyen por prejuicios de todo tipo: intolerancia, discriminación, ansias de poder, prestigio y dinero, etc. Jesús pone en conflicto a sus discípulos no ante la familia, sino contra todos los anti-valores que son opuestos a los valores del Reino de Dios y que, por lo general, nacen, crecen, se multiplican y fortalecen en el seno familiar, y el único lugar donde pueden morir es en la familia misma.
¿Qué clase de valores se generan en tu familia? ¿Qué le diría hoy, Jesús, a tu familia? ¿Está tu familia en busca de poder, prestigio, dinero, oprimiendo, marginando, siendo indiferente con la gente que sufre?
Luego, Jesús habla de cargar con la propia cruz para después seguirle. Muchas veces, la idea que tenemos de la cruz de Jesús es ésta y creemos que lo que tenemos que hacer es resignarnos, cruzarnos de brazos y esperar a que la injusticia nos acabe y haga lo que quiera con nuestras vidas. La cruz de Jesús consistió en recibir la condena y el rechazo por parte de todos los grupos de poder y autoridad de aquel tiempo, sobre todo, las autoridades políticas y religiosas. En los Evangelios, está claro que “Jesús no sufrió la cruz porque Él quiso mortificarse, sino porque habló y actúo de tal manera que su vida terminó como tenía que terminar un hombre que habla y actúa con la libertad que habló y actuó Jesús.
No puede ser discípula de Jesús, aquella persona que está condicionada por los prejuicios familiares, religiosos, sociales, económicos, etc. Es una situación que exige todo de la persona no sólo un poco o una parte de nuestra vida. No nos pide limosnas u ofendas, asistencia a misa los domingos, comulgar y confesarse. Eso es secundario para el verdadero seguimiento. Lo primero y fundamental es renunciar a sí mismo, es decir, cuando la persona se ha librado de su propio interés, de su propio egoísmo, de su propia comodidad, de todo lo que puede atarle e impedirle seguir a Jesús.
Sólo viviendo desde la libertad, una persona es capaz de seguir a Jesús, pues esto le dará la disponibilidad para poder concretar su compromiso bautismal, en bien de la humanidad, y llegar hasta donde sea necesario, hasta la misma muerte.
Esta libertad prepara a la persona para luchar y enfrentarse a todas las fuerzas del anti-Reino: injusticia, corrupción, marginación, opresión, mentira, etc. Es como ese ejército que no es ingenuo ante la fuerza y el poder del ejército contrario. Se trata de ser conciente que el mal tiene poder y por lo tanto se debe estar preparado para enfrentarse a el. Por ello, los requisitos para seguir a Jesús, para ser discípulos y discípulas, son renunciar a todo, incluso a sí mismo, y luego cargar con la propia cruz que es el resultado de enfrentarse y entrar en conflicto con todo lo establecido que va contra Dios y su reinado.
Este Evangelio nos deja muy cuestionados, o al menos así debería ser, pues esto nos indica que la mayoría de personas que decimos ser cristianas, sólo estamos caminando con Jesús, no siguiéndole. ¿Qué me está impidiendo seguir a Jesús hoy? ¿A qué no quiero renunciar? ¿Nos estamos dejando vencer por el miedo a asumir el mismo destino de Jesús? ¿Nos da miedo la cruz? ¿Nos gusta más estar con los brazos cruzados y esperando que otras personas cambien la realidad y se comprometan desde su fe cristiana? Todas las personas mártires de nuestros pueblos nos interpelan nuestra indiferencia, mientras las grandes mayorías se están muriendo producto de la injusticia
Saludos a Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador, Panamá también en esta ola invernal que está padeciendo.
sábado, 14 de agosto de 2010
EL PODER DE UNA VISITA Y UN SALUDO
Lc 1, 39-56
sábado, 7 de agosto de 2010
¿ESTÁ TU CORAZÓN PUESTO EN EL REINO DE DIOS?
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Lc 12, 32-48
El texto del Evangelio de Lucas nos llama a vivir la pobreza evangélica y expresar el servicio a través del amor fraternal y solidario. Jesús, al dirigirse a los discípulos y a toda la gente que le escuchaba siempre fue muy claro en hablar de la pobreza como el vivir con lo necesario, sin acumular, compartiendo lo que se posee con el pobre, no apegándose a nada y confiando plenamente en Dios que provee lo necesario para vivir con dignidad. Por eso, invita a las personas que le siguen a compartir solidariamente lo que se posee.
viernes, 30 de julio de 2010
NO AMEN LA CODICIA, UNA DIOSA VACÍA, EGOÍSTA Y ASESINA
Jesús, camino a Jerusalén, va enseñando a sus discípulos las exigencias de su seguimiento. Hoy se encuentra con uno que le dice: “Maestro, dile a mi hermano que me dé mi parte de la herencia”. El Señor le contesta: “Amigo, ¿quién me ha nombrado juez o partidor de herencias?”, y utiliza esta situación para hacer una catequesis a sus discípulos, específicamente en relación al mal que produce la codicia: “Eviten con gran cuidado toda clase de codicia, porque aunque uno lo tenga todo, no son sus posesiones las que le dan vida”. Luego, les propone una parábola para ejemplificar lo que ha dicho. Se trata de la parábola del hombre rico, que derriba sus graneros para hacerlos más grandes y poder almacenar aún más; piensa que luego puede vivir cómodo toda su vida. Según Jesús, dicho hombre se miente a sí mismo y se olvida de los necesitados. Es simplemente un gran tonto. En palabras de Jesús, Dios le dice: “¡Pobre loco! Esta misma noche te van a reclamar tu alma. ¿Quién se quedará con lo que has preparado?”. Al final, Jesús concluye: “Esto vale para toda persona que amontona para sí misma en vez de acumular para Dios”. La clave está en acumular para Dios o ser rico a los ojos de Dios en vez de acumular a los ojos de los hombres.
El Evangelio deja claro que toda codicia es una cerrazón a los valores del Reino de Dios, y por tanto, incompatible con el seguimiento de Jesús. Ser codicioso es tener la intención o hacer las cosas para sacar partido solamente para sí, pasando por encima de los demás, aplastando sus cabezas, oprimiendo y esclavizando. La codicia necesariamente mata en su afán de dinero, ya sea lento o rápido. En el Antiguo Testamento se llamaba pecado de idolatría a todo aquello que se ponía por encima de Yahveh, y era considerado como el peor de todos los pecados. La codicia es expresión de la idolatría al dinero o a la comodidad o al consumismo.
En América Latina contemplamos con mucha consternación que el abismo entre ricos y pobres es cada vez más inmenso; mientras se construyen hermosas ciudades, se levantan bellos centros comerciales y aumenta el Producto Interno Bruto del país (PIB), más personas dejan su sangre en cada bloque, en cada teja y en cada noticia roja de los medios amarillistas. Los codiciosos amontonan y derrochan, por lo general, en cosas totalmente superfluas: diversión, sexo y entretenimiento. ¡Qué vacío! Aquí está la trampa de la idolatría, vaciarnos de todo lo que somos, matar a los otros y matarnos a nosotros mismos.
El mal de nuestro mundo está en no compartir. Estamos muy lejanos de la mesa compartida, de la Eucaristía mundial, donde todos tenemos un puesto y una misión, como decía Rutilio Grande. Son muy pocos los países ricos, se puden contar con los dedos de las manos, pero son casi 180 países los que se encuentran sumidos en la pobreza y, en muchos casos, en la miseria. La acumulación egoísta de bienes destruye las relaciones sanas del ser humano con Dios, con sus hermanos y con todo su entorno; por ello Jesús habla de acumular para Dios, que consiste en vivir los valores del Reino y construirlo activamente. El Reino de Dios se bate en duelo con la codicia, que es injusta, egoísta y asesina.
El Pueblo de Dios, la Iglesia, es el que da la espalda a la codicia y construye el mundo según el querer de Dios: un cielo nuevo y una tierra nueva, donde brille la justicia y todos los principios básicos de la Doctrina Social de la Iglesia. Es un pueblo que pone su confianza sólo en Dios y nunca en el dinero, en el poder y en el tener. Es un pueblo verdaderamente humano y divino.
La Buena Noticia de hoy nos reta. ¿De qué lado estamos? Vicente de Paúl nos ha demostrado con su vida, que construir el Reino de Dios es cuidar de los pobres defendiéndolos de los codiciosos. Memorable es el hecho donde pide la renuncia al cardenal Mazarino, primer ministro de Francia. La insaciable codicia de Mazarino había generado guerras devastadoras. El santo le invita a renunciar “por el bien de los pobres”, a preocuparse por acumular para Dios y no para sí y para las minorías que constituían la monarquía y nobleza francesas. En 1617 Vicente de Paúl funda las caridades en un pueblo llamado Châtillon Les Dombes, era de la idea que el Evangelio no solamente debía quedarse en palabras si no traducirse en amor afectivo y efectivo a los pobres. Cabe destacar que fueron las señoras de buena posición económica quienes atendieron a los pobres de dicho pueblo, comprometiéndose a cuidarlos con esmero. En la experiencia de San Vicente constatamos que es posible renunciar al egoísmo, tender los brazos hacia el otro y ser ricos para Dios, cuando servimos a los pobres, pues allí está nuestro gran tesoro.
Monseñor Romero, el 31 de julio de 1977, decía al respecto de la codicia: “No es la codicia la ley de las cosas de la tierra. No es el egoísmo, no son los bienes tenidos sólo para hacer felices a unos pocos. Es la voluntad de Dios, que ha creado las cosas para la felicidad y para el bien de todos, lo que nos exige a nosotros en la Iglesia a darles a las cosas su trascendencia, su sentido según la voluntad de Dios.” Monseñor nos invita a darle trascendencia a nuestra vida preocupándonos de las cosas realmente valiosas. El dinero, el lujo, el poder y el vivir bien son cuestiones pasajeras; pero, servir a los pobres, construyendo un mundo igualitario y solidario nunca pasará. Es lo que realmente vale.
No queremos cerrar este compartir sin brindar un caluroso y fraternal saludo al Pueblo Salvadoreño, que en estos primeros seis días de agosto se halla celebrando sus fiestas patronales en honor al Divino Salvador del Mundo. De todo corazón deseamos que el Reino de Dios llegue al “pulgarcito de América”, oramos por la conversión de los grandes codiciosos que aplastan a sus propios hermanos salvadoreños y animamos a los que siguen siendo voz de justicia de los que ya no tienen voz. Felicidades a todos los salvadoreños y salvadoreñas.
domingo, 25 de julio de 2010
ORACIÓN: CONTEMPLACIÓN Y ACCIÓN DE LA VOLUNTAD DE DIOS
Lucas 11, 1-13
El Evangelio propuesto por la liturgia para este XVII Domingo del Tiempo Ordinario, hace énfasis en la oración que - según lo expresado por Jesús en las palabras de este capítulo- es contemplación, pero también acción. La semana anterior la liturgia destacaba estas dinámicas, personificadas en María (la contemplación) y Marta (la acción), extremos valiosos y necesarios, dos modelos de Iglesia que no deben chocar entre sí, por el contrario, deben de abrazarse y conjugarse en quien ha emprendido el seguimiento de Jesús, del que el Evangelio según San Lucas es toda una escuela.
Lucas presenta a Jesús orando en cierto lugar del camino hacia Jerusalén, cuando terminó, uno de sus discípulos le pide que les enseñe a orar como Juan lo hizo con sus discípulos. La oración que Jesús les enseña a los suyos, expresa la profundidad de sus convicciones, que la comunidad lucana guardó – sin dudarlo- como un precioso tesoro: Jesús comienza su oración llamando Padre a Dios, santificando su nombre por sobre todas las cosas, como lo debería hacer todo judío, sólo que Dios ya no está lejos, es un Padre que está cerca para servir y abrazar, para amar y limpiar el llanto de los oprimidos. Un deseo mueve a Jesús, la venida del Reino de su Padre, de Dios, ese Reino de justicia. Como Padre que es, Dios no dudará en darnos el pan cotidiano y en perdonar nuestras culpas porque también nosotros sabemos perdonar y no nos dejará caer en tentación.
Jesús subraya la necesidad nuestra de insistir en la oración, hasta el grado de comportarnos como el inoportuno que toca la puerta de su amigo porque le ha llegado otro amigo al que no tiene nada que darle. Jesús les dice a sus discípulos que pidan y se les dará, que busquen y hallarán, que llamen a la puerta y se les abrirá. Dios es bueno, dará el Espíritu Santo a quien se lo pida.
El día de ahora, pues, la liturgia nos presenta dentro del contexto literario de la importancia de la oración en el seguimiento de Jesús, el Señor, el Padrenuestro, la oración por excelencia de los cristianos, una oración que es necesario revalorizar y profundizar, al hacerlo llegaremos al mensaje revolucionario que este texto contiene y nos encontraremos de frente a la revolución que el Evangelio suscita en nosotros.
El Padrenuestro no es solamente una oración piadosa que se reza en el rosario, ni sólo la más famosa oración de los católicos, es una oración que une la contemplación y la acción, es el paradigma orante de los discípulos que son hijos de un mismo Padre, que no desean nada más en la vida que venga el Reino de Dios, que desean que Dios reine y que la felicidad y la justicia se conviertan en realidad.
El Padrenuestro es la oración de los humildes, los soberbios nunca piden el pan de cada día porque creen tenerlo seguro, porque la opresión sobre otros les ha permitido gozar de condiciones envidiables de vida; en cambio, los humildes sólo tienen a Dios, en él confían y descansan, Él hace posible que el pan de cada día llegue a sus manos. En este punto, es elemental pensar en las difíciles condiciones de los israelitas durante el ministerio público de Jesús y encrudecidas años después hasta la destrucción de Jerusalén en el año 70: Quienes piden el pan son personas – de verdad- necesitadas, aquellos que viven al diario, del pan cotidiano, como la inmensa mayoría de nuestros sub-empleados latinoamericanos.
San Vicente de Paúl entendía a cabalidad que la oración es contemplación y acción, un verdadero adelantado en el siglo XVII, un siglo donde hubo un repunte de la oración contemplativa al extremo, donde el orante para ser orante “tenía que subirse a las nubes” para disfrutar de Dios. La famosa frase de San Vicente de Paúl: “Sed apóstoles en la oración y contemplativos en la acción” sintetiza lo esencial de la oración Evangélica y todo el Padrenuestro, es necesario estar cerca de Dios con todas nuestras fuerzas pero también cerca de los pobres en nuestra acción sistemática y apostólica para que ese Reino venga, para que todos podemos gozar del pan común y del perdón de unos a otros, para que la única tentación existente- la de vivir al margen de Dios y lejos de su Voluntad- no nos venza ni haga que nuestros días sobre la faz de la tierra transcurran como una sombra.
Ante la radicalidad de este Evangelio que revoluciona nuestra manera mediocre de vivir, es necesario que revisemos nuestra oración, si no nos lleva a la acción a favor de los pequeños estamos desequilibrados y si no nos deja descansar en Dios y ser uno en la intimidad con Él estamos desequilibrados.
Orar es ganar la humildad de la criatura y la firmeza del profeta que anuncia y denuncia, orar es estar dispuesto a liberar a los excluidos y hacerlo con la plena convicción de estar cumpliendo la voluntad de Dios, orar es ser y hacer la voluntad de Dios, tan hambrienta de erradicar la violencia, la injusticia estructural y la tristeza, notas oscuras de nuestra dolorosa Latinoamérica.
¡Ánimo! ¡A orar de verdad!
LA PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO NO ES SUFICIENTE
Lc 10, 25- 37
El Evangelio nos narra el encuentro entre un maestro de la Ley, con Jesús. Lucas destaca que: “Quería ponerlo a prueba” y formula una pregunta elemental: Maestro, ¿Qué debo hacer para ganar la vida eterna? Primer error piensa en sí mismo y no incluye a los demás, y ¿qué debo hacer para que los demás ganen la vida eterna? Jesús le remite a la Ley: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo”... “Haz esto y vivirás”. Se trata de una cuestión de vida o muerte. Hablando de vida, hoy en nuestros países ¿cómo es el servicio de salud? No conforme el maestro de la Ley, pregunta nuevamente: ¿Y quién es mi prójimo? Y yo, ¿De quiénes soy cercano?, de los ricos y poderosos que hacen leyes amañadas y corruptas, o de los pobres y de los que sufren, de quines defienden los derechos humanos, de quienes luchan porque el sistema opresor cambie? De quiénes? Respondámonos.
¡Vete y haz tú lo mismo!...
La dada por Jesús es a través de la parábola que hoy es la realidad. Un hombre bajando por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de salteadores que le robaron hasta las ropas que llevaba puestas, dejándole gravemente herido. (Pandillas en Centroamérica, paramilitares en Colombia, pirámides financieras en Estados Unidos y Europa, etc.) Por el lugar, tres personajes pasaron: un sacerdote y un levita, hombres de Religión y Ley, que, viéndole tirado, dieron un rodeo y siguieron su camino. (No me interesa el camino del otro, es decir su vida, hombres de ley hoy congresistas, alcaldes, presidentes, etc., y hombres de religión hoy, todos nosotros que creemos en ídolos más que en el Dios de Justicia de Jesús) Y un samaritano, (un ateo, un incrédulo, un alejado, un renegado, un excluido, un homosexual, una prostituta, sé de muchos ejemplos de vida de personas como estas que a diario salvan vidas) quien le vio, se compadeció de él, se acercó, curó sus heridas con aceite y vino, se las vendó; después lo subió sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo. Como tenía que continuar su camino, pagó al posadero para que lo atendiera, con la indicación: Y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.
¡Vete y haz tú lo mismo!...
Le dio su vida entera completa, toda y a esto se refiere el mandamiento de Dios de amarle con todo. Y todo es TODO. Y es un mandato no es una opción. Y el Señor concluyó: “Vete y haz tú lo mismo”. Ya salgan de Misa, salgan de esta Lectura de la Palabra, salgan de esta oración y HAGAN lo mismo, Jesús hacía y luego enseñaba la Biblia dice Jesús pasó haciendo el Bien, Jesús hizo muchas cosas, etc; la carta de Santiago es clarísima: “Porque así como un cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe que no produce obras está muerta” (St 2, 26). Si alguien quiere saber si es cristiano católico de verdad les dejo la tarea leer esta semana la Carta de Santiago.
¡Vete y haz tú lo mismo!...
Hubo un obispo convertido como pocos que hace 33 años, (1977) en una homilía, inspirada en este mismo Evangelio, decía: “Convirtámonos de corazón. Nosotros sacerdotes tenemos que convertirnos también, y la parábola del samaritano es un toque de Cristo bien directo a la gente de Iglesia, no sólo a los sacerdotes. Pensemos aquí también, queridos religiosos, queridas religiosas, movimientos cristianos, matrimonios cristianos, todos ustedes que vienen a misa los domingos, todos tenemos que examinar nuestra conciencia a la luz de esta sincera parábola del Buen Samaritano. No nos complacemos en denunciar los pecados y las deficiencias del mundo pecador. Tenemos que partir, como comienza la misa, golpeándonos el pecho para reconocer nuestras propias culpas, porque es desde un arranque de sinceridad y de amor, desde donde debe de comenzar el amor al prójimo y el conocimiento de nosotros mismos”.
¡Vete y haz tú lo mismo!...
Ese obispo se llamaba Óscar Arnulfo Romero y murió mártir por enfrentar el sistema injusto que genera pobres, genera saltadores, desempleo por la corrupción de los hombre y mujeres que lo componen, ya es hora de cambiar nuestro corazón y devolver lo robado, de reparar el daño hecho, si alguien del gobierno oye esto o lo lee conviértase, cambie de camino, no de rodeos, es ahora o nunca, no más rodeos en nuestras vidas, sacerdotes conviértanse, monjas cambien de vida, laicos no den rodeo con el hombre tirado en el camino, jóvenes no den vueltas al asunto enfréntenlo ahora, niños aprendan que ser felices es ayudar a los demás no piensen en sí mismos como el que le pregunto a Jesús, denlo todo por los demás, como monseñor Romero lo dio todo, como Jesús lo dio todo, como muchos lo han dado todo...
¡Vete y haz tú lo mismo!...
NO se puede trabajar por el bien de la humanidad mientras no se asuman los valores del Reino, se pida la gracia de ser fiel a ellos y se reconozcan las sombras personales que pueden entorpecer la obra de Dios en nosotros y los demás.
¡Vete y haz tú lo mismo!...
Basta pensar solamente en la ola de criminalidad que azota a todos nuestros países, muchos pobres que con violencia atacan y despojan de lo poco que tienen a los mismos pobres; pero, un abismo separa a éstos de los supremos salteadores, quienes han destrozado la vida de las mayorías populares asaltando la inocencia de niños y jóvenes, cercándoles hasta no dejarles más remedio que ser criminales. Ellos caerán con su misma violencia: Los que se benefician del narcotráfico, la pornografía, el trabajo infantil, las inhumanas empresas manufactureras, el deterioro de la agricultura, el robo del agua, los corruptos medios de comunicación social, el tráfico de armas, las guerras y el capitalismo salvaje que devora todo a su paso. Estos son los verdaderos salteadores, los que abusan de sus esposas, de sus fieles, de sus trabajadores, reconozcan su pecado y tómenlo en sus brazos y corazón y cambien la situación...
¡Vete y haz tú lo mismo!...
San Vicente de Paúl nos recuerda que entre los pobres se encuentra la verdadera religión, esa gente que no tiene nada excepto a Dios, quien con entrañas de misericordia vela por ellos y les libera (cuantos pobres no se sacrifican por sus hijos, por los de sus vecinos, se hacen favores, son héroes, buscan la manera de no ser salteadores, de no pasar por caminos donde los asalten etc.). Sólo así seremos Buenos Samaritanos, que habiendo descubierto el Reino de Dios en nuestras vidas, le comunicamos a toda la sociedad para que ésta se ilumine con el amor de Dios y dé el lugar merecido a los preferidos del Señor: Los pobres, a quien Jesús no se cansa de llamar: ¡Bienaventurados!
¡Vete y haz tú lo mismo!...